EL PERIPLO DE LOS DESAFÍOS - CAPÍTULO 7
BOCADILLO GIGANTE ARDIENTE
Reto Esttik de La Casa Tomada
Déjate de rollos, ¿es chungo el reto?
1 hora. Ese fue el tiempo que pasó antes de volverme las ganas de zamparme otro plato desagradablemente grande tras intentar el reto de la hamburguesa gigante Cook. 1 día lo que tardó mi estómago en digerirlo y sobrevivir al apocalipsis alimentario al que le había sometido. Y 1 semana lo que me demoré en decidir mi siguiente adversario: el reto Esttik de La Casa Tomada, un bocadillo gigante de kilo y medio con patatas.
Su dificultad no era la cantidad de comida, sino el tiempo.
―Tú, que tengo que apretármelo en menos de veinte minutos ―le dije a mi chica.
―Te sobran cinco ―me replicó ella en un cariñoso acto de falsa confianza.
Efectivamente, era un reto de velocidad. El primero al que me enfrentaba.



Eran casi las 9 de la mañana cuando estaba preparándome unas gachas de avena con un poco de fruta. Raro en mí, ya que practico ayuno intermitente. No obstante, necesitaba un plus de energía para recargar mis reservas de glucógeno y sentirme poderoso. El motivo era la carrera de obstáculos que acontecía poco después: la Farinato Race. No fue sencilla, y menos teniendo que pasar por delante de un McDonald’s, pero pude acabar en el top 100.



Pasada la emoción, llegaba la mejor parte de la fiesta: ingerir cuatro veces más calorías de las que había gastado en la carrera. Y qué mejor lugar para hacer culto a la gula que un bufé libre, donde aproveché la ocasión para entrenar mi capacidad digestiva.



Terminé comiendo seis platos, porque donde caben cinco… Eso sí, entre el calor terrorista que hacía y que este tipo de locales engordan sus productos para que revientes cuanto antes, acabé pareciendo la patata caliente a punto de reventar.



Me estaba tomando muy en serio mi preparación para aquel bocadillo gigante. Tanto era así, que una semana después me planté en otro bufé, en esta ocasión de sushi. Aprended crossfiteros, esto sí que es un buen workout. “Desquemé” más de 5000kcal.



Un par de días después contacté con el local para coger cita. Si bien estaba un poco asustado por no haber superado nunca un reto en menos de 20 minutos, rebosaba confianza, dado que sólo (¿¿sólo??) eran 2kg. Sin embargo, tras abusar del bufé de sushi, noté durante toda la semana que mi aparato digestivo no andaba bien. Debilidad, digestiones pesadas… ¿Tal vez mi estómago estaba harto de comilonas? Qué bien me hubiesen venido unos buenos probióticos para mejorar esos síntomas.
«Serán los nervios», pensé mientras salía de casa para ir al restaurante. De camino allí fui víctima de las siempre oportunas obras del metro de Madrid. El tren que me dejaría cerca del local no estaba operativo. Parece ser que el destino estaba tratando de decirme algo, pero le hice el mismo caso que le hacía a mi madre con 15 años.
Corrí como un loco demente para no llegar tarde a mi cita y, en cuestión de minutos, ya estaba sentado delante del bocadillo gigante. Debido a mi malestar intestinal, las prisas y los nervios del directo que había comenzado en Instagram, mi hambre se había esfumado. Pero como buen gilipollas guerrero, no me iba a echar atrás.



Había estado viendo varios vídeos sobre cómo otros eaters habían encarado el reto, por lo que la estrategia la tenía clara. Aparté la tapa superior de pan y empecé a engullir los aros de cebolla. Por lo visto, era aconsejable no dejar las patatas para el final, ya que el queso que llevan, al enfriarse, las hace muy complicadas de tragar. Así que entre aro y aro cogía alguna. Me di cuenta entonces de que, ciertamente, ese queso fundido era de los que se convierten en cemento pasados unos minutos.



Llevaba unos días concienciándome de que iba a tener que acelerar si quería superar el desafío. Tanto es así, que en todo momento me concentré en tragar lo más rápido posible. El problema es que sobreestimé la velocidad de mi mandíbula e introducía más comida en la boca de la que podía procesar, formándoseme continuamente una pelota difícil de masticar. Una pelota que, por cierto, abrasaba. El mix de carnes que seguía a los aros de cebolla concentraba probablemente más calor que una Genki-dama.



¿Harto de las digestiones pesadas tras comer mucho?
Yo utilizo enzimas digestivas cuando hago retos de comida porque:
- Disminuyen la pesadez
- Alivian el dolor de tripa
- Bajan la hinchazón
- Aceleran la digestión
Aunque son inocuas para la mayoría, lee atentamente la información de seguridad que aparece en el enlace. Si tienes cualquier tipo de duda, contacta conmigo
Sentía como si le estuviese mordiendo un brazo a Lucifer, pero el agua fresquita y la Coca-Cola me permitían bajar un par de grados la temperatura dentro de mi boca y así llevarlo mejor.
Continué devorando el revuelto de carne mientras comenzaba a notar que no estaba siendo mi día. Mi estómago seguía estando un poco revoltoso y pronto mandó señales a mi cerebro para que parase de meter comida al cuerpo.



Aun así, en poco más de seis minutos ya había conseguido destruir el incandescente núcleo de esta mole. Lo siguiente que hice fue colocar de nuevo la tapa superior de pan sobre la base del ya mermado bocadillo gigante.



Dividí lo que me quedaba en dos partes desiguales y proseguí batallando. El tiempo corría y las patatas rápido empezaban a transformarse en frías masas impregnadas por un queso fundido cada vez más pastoso y seco. Temeroso porque se quedasen más tiesas que un zombi de película de clase B, arremetí contra ellas, aunque ya se me hacía cuesta arriba tragarlas.
Tampoco lo estaba llevando demasiado bien con el bocata. La batalla psicológica entre mi tozudez por seguir comiendo y el deseo de mi organismo de que parara se intensificaba progresivamente.



―¡Venga, que todavía te quedan 6 minutos! ―me exclamó mi pareja.
«¿Cómo? ¿¡6 minutos!?», grité para mí mismo.
De repente el tiempo corría demasiado deprisa. La historia se estaba poniendo chunga, hasta el punto de que mi esófago parecía Gandalf al grito de “You shall not pass!!” tratando de impedir que tragase más alimento. Los nervios me invadían y las apuestas estaban en mi contra desde hacía rato, pero nada podía pararme.
Era el momento de sacar mi as bajo la manga: la Coca-Cola Zero. El contraste de sabor que aporta y su efecto liberador de gases me permitió continuar corriendo esta grasienta maratón. El agua también estaba siendo una gran aliada para pasar cada bocado.



El último trozo del bocadillo gigante se resistía ferozmente a ser ingerido ante una debilitada mandíbula y una escasa e ineficiente saliva, así que aproveché lo que me quedaba de refresco para ablandarlo y poder aniquilarlo.



Finalmente vacié todo el plato (y el vaso de refresco) en poco menos de 19 minutos.
―¡¡Vamos!! ―grité engorilado mientras daba un pequeño golpe en la mesa.
La emoción me había hecho perder la poca cordura que tengo.



Finalizado el espectáculo, le trajeron a mi novia su bocata. Uno normal, por supuesto, ella prefiere morir de anciana.
―¿Puedo? ―le pregunté.
Ebrio de gula, no pude evitar dar unos mordiscos extra. A pesar de que el reto había sido duro y de que no me encontraba en la mejor condición, todavía quedaba hueco por rellenar en mi buche. No sé en qué momento 2kg de comida habían dejado de causarme plenitud física y psíquica. Qué lejos queda lo que sentí en el reto Anauco.
Y, aunque mi cerebro ya estaba completamente aturdido, no pude irme sin catar un postre.



Me fui de allí con cierta sensación de orgullo. Ese día todavía estaba flojo a nivel digestivo, además de que no soy un Velociraptor comiendo. Aún así, pude salir victorioso en el que había sido mi primer reto de velocidad.
―Pues yo creía que palmabas al final ―me comentó mi pareja de camino a casa.
―Y eso que decías que me iban a sobrar 5 minutos… ―le contesté con un suspiro.
Información sobre el reto
RESTAURANTE <> La Casa Tomada
DIRECCIÓN <> C/San Lorenzo 9 (Madrid)
REDES SOCIALES <> Web, Instagram, Facebook, Twitter
COMIDA <> un bocadillo gigante de 1,5kg con pollo frito, carne mechada, pulled pork, roast beef, chili con carne, queso edam, queso cheddar y aros de cebolla. Aparte una ración de ½ kilo de patatas con queso fundido y una bebida grande de 350mL.
PESO <> en torno a 2kg + bebida
LÍMITE DE TIEMPO <> 20 minutos
PRECIO <> 35 euros
PREMIO <> bocadillo, patatas y bebida del reto gratis, y foto en el muro de la fama
¿Qué te ha parecido este post?
¡Tu valoración me ayuda mucho a crecer!
Puedes comentar lo que quieras más abajo


Soy graduado en Farmacia con un Máster en Investigación de Enfermedades Infecciosas. Un friki apasionado de la nutrición y el deporte al que le encanta comer bien y disfrutar de los caprichos que da la vida sin olvidar la salud.
«El veneno está en la dosis»
¡No te pierdas esto!
¿Quieres ver todos mis retos?
¿Quieres saber cómo lo hago?
Los últimos serán los primeros…
¡Suscríbete y acaba con este dicho!
- Sé el primero en enterarte de las novedades de Nutrición a lo Bestia
- Recibe consejos gratuitos orientados a los retos de comida, la nutrición y el deporte


Cualquiera te invita a comer, jjjjjjjjj,la ruina ,tú, enhorabuena
Nada hombre, invitarme una vez al año tampoco hace daño jajaja